sábado, 15 de noviembre de 2008

Los no-soterrados

Este tipo de imágenes seguro que acaban convertidas en un clásico del blog ya que, por desgracia, los modernísimos contenedores soterrados de Guadalajara sufren claustrofobia y se resisten a ejercer dignamente su función debajo del suelo. Desde que fueron instalados, no hay día que alguno no se rebele y nos muestre orgulloso sus olorosas fauces abiertas, lo que no tendría mayor importancia si no supusiera un terrible peligro para los más pequeños, que pueden caerse dentro, y una lacra para nuestro paisaje urbano, que bastante maltrecho está como para que encima lo dañemos más.

Por suerte, este no es un caso extremo y el tradicional cubo de plástico simplemente asoma sus ojitos desde la trinchera subterránea. Suficiente, eso sí, para que se cuele algún animal o se caigan monedas, móviles y demás objetos con tendencia a escapar volando de bolsos y bolsillos.
Se encuentra situado en la calle Alfonso López de Haro, enfrente del veterano restaurante El Ventorrero y huelga decir que apesta como el demonio.

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