sábado, 15 de noviembre de 2008

Los no-soterrados

Este tipo de imágenes seguro que acaban convertidas en un clásico del blog ya que, por desgracia, los modernísimos contenedores soterrados de Guadalajara sufren claustrofobia y se resisten a ejercer dignamente su función debajo del suelo. Desde que fueron instalados, no hay día que alguno no se rebele y nos muestre orgulloso sus olorosas fauces abiertas, lo que no tendría mayor importancia si no supusiera un terrible peligro para los más pequeños, que pueden caerse dentro, y una lacra para nuestro paisaje urbano, que bastante maltrecho está como para que encima lo dañemos más.

Por suerte, este no es un caso extremo y el tradicional cubo de plástico simplemente asoma sus ojitos desde la trinchera subterránea. Suficiente, eso sí, para que se cuele algún animal o se caigan monedas, móviles y demás objetos con tendencia a escapar volando de bolsos y bolsillos.
Se encuentra situado en la calle Alfonso López de Haro, enfrente del veterano restaurante El Ventorrero y huelga decir que apesta como el demonio. Ver más...

viernes, 14 de noviembre de 2008

De Rally por el centro


Hace más de medio siglo, que yo sepa, que la postguerra pasó por Guadalajara, pero aún existen calles que se empeñan en traicionar mi 'memoria histórica'. Esta en concreto es de mis favoritas, porque transito a menudo por ella para atajar el perpetuo atasco de la antigua carretera de Zaragoza.
Nunca deja de sorprenderme lo descuidada que puede estar una capital de provincia española en pleno sigo XXI. Y no hablo de una calle del extrarradio, no, porque la calle Santander se encuentra pegada a Bejanque, prácticamente el centro neurálgico de nuestra ciudad. El tráfico es de doble sentido y, desde Santa María, se accede a ella girando por la curva innecesariamente cerrada de la primera foto.


Parece una especie de gran laguna seca en mitad de la calle, algo que tiene mucho sentido si subimos la cuesta hacia Bejanque, donde se encuentra el 'río desecado' que podemos observar en las siguientes fotos.


Quizás sea una especie de obra de arte que nosotros, los incultos ciudadanos, nos empeñamos en machacar con nuestros coches. No sería tan extraño si recordamos los famosos 'cubos de Santo Domingo', surgidos de la nada en mitad de la noche y destrozados a la mañana siguiente por los feroces niños alcarreños y sus despistados padres. Pero en ese caso, ¿el resto de baches a qué responden? La pareidolia no termina de funcionar en las siguientes fotos...

La pregunta ahora es: ¿tardare mucho en actualizar con las fotos de la calle Santander asfaltada como si perteneciera a una ciudad de verdad? La respuesta en este, su blog, quién sabe cuando. Ver más...

Canicas en el techo


La historia es de sobra conocida, porque a todos les ha ocurrido alguna vez o conoce alguna historia al respecto. Uno está tranquilamente acurrucado en su cama, a las tantas de la mañana, cuando de repente empieza a escuchar un extraño ruido de canicas en el techo. Si el vecino de arriba tiene críos, acabamos irremediablemente acordándonos de Herodes 'El Grande'. Si es una pareja de ancianos sin nietos a la vista, lamentamos los estragos que hace la edad en muchas cabezas. Pero si sabemos a ciencia cierta que encima nuestro no vive nadie, bien porque sea un piso abandonado o directamente un trastero, sumergimos la cabeza en el edredón y tratamos de pensar en cualquier cosa menos en 'Los Otros'. En cualquier caso, eso sí, nos preguntamos qué harán los dichosos niños/abuelos/fantasmas jugando a las cánicas a las tantas de la madrugada, sobre todo cuando han bajado tanto de precio las consolas de última generación.
La respuesta parece ser que es menos bizarra y/o sobrenatural de lo que nos gustaria: el ruido surge por las contracciones y dilataciones de las tuberías, amplificadas por las bovedillas del techo... o algo así.
El caso es que es una molestia con la que nos hemos acostumbrado a convivir, un desperfecto que, sin llegar a suponer el fin del mundo, nos encabrona cada vez que nos enfrentamos a él. La intención de este nuevo blog es precisamente esa: denunciar cada pequeño desperfecto de la ciudad en la que nací, Guadalajara, con la esperanza de que la magia de Internet permita que la información le llegue a quien pueda solucionarlo. Y por eso te invito a tí, futuro lector, a que mandes también tus quejas a lacanica@ono.com para que sean publicadas porque, quizás, uniéndonos acabemos haciendo de esta ciudad un sitio mejor del que ya es.

Ojalá con el tiempo pueda también publicar cómo las cosas son reparadas.


P.D. Si quieres entrar más en detalle sobre el fenómeno de las cánicas en el techo te recomiendo que entres aquí y aquí. Ver más...